domingo, 20 de diciembre de 2015

NAVIDAD: LA GRAN ORGÍA DE LA ESTUPIDEZ


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Todos lo sabemos: las fiestas navideñas son la gran orgía del Sistema.
Durante esta época del año, todo cuanto nos rodea es una impúdica exhibición del poder subyugante del Sistema sobre nuestra mentes.
Sin recato alguno, la maquinaria del Sistema nos dice qué debemos pensar, cómo debemos actuar, qué nos debe gustar y cómo debemos expresarnos.
Nos convertimos en esclavos de compromisos y reglas no escritas y nos vemos obligados a gastar dinero con el fin de aparentar ante los demás y ante nosotros mismos.
No hace falta ahondar demasiado en el tema, pues es de todos sabido y cualquier persona con un mínimo de conciencia ya se habrá dado cuenta de ello.
Pero la Navidad nos ofrece también una oportunidad única: la posibilidad de ver de forma mucho más clara cuáles son los engranajes de esta maquinaria infernal que llamamos Sistema y que el resto del año vive agazapada en nuestra psique, manipulándonos como a títeres.


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Para comprenderlo mejor, solo tenemos que hacernos unas simples preguntas:
¿Por qué razón actuamos de esta manera en esta época del año?
¿Qué justificación lógica hay para ello?
Al hacernos preguntas como estas es posible que aparezca la típica persona bien informada y nos hable sobre los orígenes paganos de la Navidad y su relación con el solsticio de invierno. Incluso es posible que ataque las actitudes actuales relacionadas con el consumismo desenfrenado, tildándolas de perversas y que reclame la necesidad de volver a los auténticos orígenes de la celebración y a su más que posible espíritu original.
Pero no nos engañemos: una persona que se presente con estos argumentos solo estará reclamando las bondades de una anterior versión del Sistema; algo así como vendernos las maravillas de Windows XP en comparación con los terribles defectos de Windows Vista.
Nosotros vamos más allá: nos preguntamos directamente para qué necesitamos tener instalado un “sistema operativo” en nuestra mente y cuáles son sus efectos sobre nuestra existencia.
Volvamos pues, a repetirnos las preguntas:

1-¿Por qué razón actuamos de esta manera en esta época del año?

2-¿Qué justificación lógica hay para ello?

La respuesta a la primera pregunta es obvia.
Actuamos así, nos comportamos como nos comportamos y hacemos lo que hacemos, porque nos han dicho desde pequeños que “es lo que toca hacer en estas fechas del año”
Y punto.
Los pretextos que pongamos para repetir los mismos rituales en las mismas fechas, son irrelevantes, porque ya nadie recuerda ni a nadie le importa cuál es su supuesta justificación argumental.
En la mente de las personas, solo existe un mecanismo instalado que dicta: “estamos en tal fecha y toca hacer tal cosa, como hicimos el año anterior”
Y así es como año tras año, lo vamos repitiendo como robots programados.
Dependiendo de su posición en el calendario, el programa nos hará cantar villancicos, correr borrachos ante un toro por un callejón o achicharrarnos apretujados tumbados en la arena de una playa.


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Llevamos instalado el mismo tipo de programación que le aplicaríamos a una máquina.
Por otro lado, si salimos a la calle y le trasladamos a la gente la segunda pregunta “¿qué justificación lógica hay para ello?”, quizás nos respondan que la justificación para tantas festividades es “celebrar el nacimiento de Jesús” o “pasar unos días con la familia”; pero en el fondo todas las respuestas ocultan una misma justificación implícita: “en estas fechas debemos actuar de esta manera porque es lo que hacen todos los demás y no queremos quedar aislados del resto del grupo”

Así pues, y resumiendo: durante la navidad, actuamos como actuamos porque “toca” hacerlo y porque lo hace el resto de gente.
Fantástico: una fabulosa muestra de la evolución humana y de su intelecto superior; argumentos de peso dotados de un “profundo sentido existencial”, que reflejan muy claramente el tipo de esclavitud mental a la que estamos todos sometidos.
Llegados aquí, deberíamos preguntarnos: ¿Cómo hemos llegado a este profundo nivel de estupidez y aborregamiento colectivo? ¿Cómo puede ser que seres racionales actúen de forma tan irreflexiva, sin tan solo preguntarse sobre el por qué de sus actos?
Para tratar de responder a estas preguntas, debemos comprender cómo funcionan algunos mecanismos…


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EL SISTEMA SIEMPRE TIENDE AL VACÍO DE SENTIDO

Este es un hecho que realmente cuesta de comprender.
Y es que con el paso del tiempo, cualquier costumbre o hábito repetido en sociedad, tiende por naturaleza a perder su razón original de ser y a convertirse en un ritual periódico vacío de todo significado y sentido, que empuja a las personas a repetirlo por el simple hecho de repetirlo.
Es algo parecido a un estado de hipnosis masivo en el que las personas fueran inducidas a repetir el mismo acto una y otra vez al recibir una señal determinada.
Pero, ¿cómo y por qué sucede eso?

LA ELIMINACIÓN DE LA CONCIENCIA INDIVIDUAL

Como hemos dicho otras veces, el principal objetivo del Sistema es reducir nuestra conciencia individual al mínimo, con el fin de arrebatarnos el poder y el control sobre nosotros mismos.
Eso es algo que consigue automatizando tanto como puede nuestras respuestas, como si fuéramos una máquina programada con una serie de mecanismos lógicos y en el caso concreto de las costumbres y tradiciones, lo consigue porque aprovecha una tendencia natural del intelecto humano.
Lo entenderemos mejor a través de un ejemplo.
Cuando aprendemos a conducir un coche, en los inicios, cada acción que llevamos a cabo la afrontamos de forma plenamente consciente. Cuando queremos poner en marcha el coche, escuchamos nuestra propia voz dentro de la cabeza, repasando todos los pasos que debemos llevar a cabo: “gira la llave, enciende el motor, aprieta el pedal del embrague, acciona la palanca de cambios y pon la primera marcha, suelta el embrague despacio a medida que vas apretando el pedal del acelerador, etc…”


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Curiosamente pero, a medida que aprendemos a conducir, nuestra voz consciente se va apagando, como si se alejara en nuestro interior, hasta que al final realizamos todas estas acciones de forma automática.
De alguna forma, cuando aprendemos a conducir, tendemos a convertirnos en máquinas más eficientes y somos capaces de realizar muchas más acciones y de forma más rápida y eficaz, porque simple y llanamente, hemos programado nuestra mente para actuar directamente, saltando los filtros del pensamiento consciente.
Es algo que podemos comprobar fácilmente: si mientras conducimos el coche en nuestro día a día dejamos de actuar con esa especie de “piloto automático” y empezamos a escuchar de nuevo la voz consciente diciéndonos qué pedal debemos apretar, cómo y cuándo y elucubrando qué marcha debemos poner a cada momento, es posible que cometamos errores graves de conducción y al final tengamos un susto, como si volviéramos a nuestros primeros días en la auto-escuela.
Así pues, por motivos de eficiencia, nuestra mente tiende a automatizar todas aquellas acciones repetitivas que pueden ser sustituidas por mecanismos de programación cerebral, dejando la voz consciente y racional en un segundo plano.
Es una de las capacidades maravillosas que nos otorga nuestro fabuloso cerebro.
El gran problema se presenta cuando aplicamos estos mismos mecanismos de automatización a otros ámbitos de las actividades humanas, para los cuales no resultan adecuados.
Éste es el truco que aplica el Sistema para programarnos y dominarnos.
Aprovechando esta tendencia natural a la automatización de acciones repetidas, el Sistema consigue que aceptemos eliminar nuestra voz consciente en otro tipo actividades que implican una mayor escala temporal y en las cuales sí sería necesario tomar conciencia del cómo y el porqué de nuestros actos.
Eso explica, que cada año, por ejemplo, repitamos los mismo rituales una y otra vez en las mismas fechas sin tan solo preguntarnos cuál era la función original que justificaba su existencia ni cuál es su utilidad para nosotros.
Llega la fecha y simplemente, hacemos “lo que toca”, de la misma manera que vemos el semáforo en rojo y apretamos el pedal del freno.
Lo hacemos automáticamente…y eso nos convierte en poco más que autómatas.


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CONSECUENCIAS

Pero hay una consecuencia final adicional para todo lo expuesto anteriormente: y es que cualquier elemento o actividad que ponga en duda el funcionamiento del propio Sistema, acaba siendo incorporado al propio Sistema como un mecanismo propio de él.
Dicho de otra manera: gracias a los mecanismos que acabamos de exponer, el Sistema adquiere la capacidad de convertir un gesto de rebeldía o de subversión contra el propio Sistema en una nueva costumbre o hábito, de manera que cualquier individuo que emprenda una acción contra las cadenas que le aprisionan, verá como tarde o temprano, su propia acción se convierte en una nueva cadena que aprisiona su libertad y la de los demás.
Tenemos un ejemplo muy curioso de ello en las propias tradiciones navideñas.


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EL CAGANER

Posiblemente, uno de los ejemplos más evidentes de cómo el Sistema es capaz de incorporar elementos que ponen en duda sus lógicas de funcionamiento, lo encontramos en la simpática figura del caganer.
Para quien no lo sepa, el caganer es una figurita tradicional catalana, que se sitúa en los belenes o pesebres y que consiste en un hombre haciendo sus necesidades.


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Recordemos que el belén es una representación tradicional del nacimiento de Jesús y que por lo tanto está dotado de un profundo sentido religioso, simbólico y trascendental.
Que a alguien, hace siglos, se le ocurriera añadir algo tan mundano como un hombre cagando, compartiendo escenario con el mismísimo Niño Jesús, la Virgen Maria, San José y el Ángel de la Anunciación, solo puede calificarse como un acto subversivo, insolente, burlesco y transgresor.


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Sin embargo, y a pesar de las evidencias que indican que el origen del caganer es una burla a la trascendencia de lo sagrado y una transgresión de las reglas que rigen el Sistema, el Sistema no sólo ha conseguido darle al vuelta al concepto original del caganer, llegando a incorporarlo como elemento tradicional del pesebre, sino que al final ha conseguido eliminar su significado original, convirtiéndolo en un elemento inocuo y vaciándolo de su sentido subversivo original.


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La demostración de este hecho la encontramos reflejada en la propia historia oficial del caganer: nadie es capaz de establecer cuáles son los orígenes de la figura, sin embargo no han faltado las personas biempensantes que le han otorgado un significado simbólico, con el fin de anular su valor como elemento transgresor.
Resulta risible, hasta rozar lo patético, leer que “el caganer representa un símbolo de salud, prosperidad y buena suerte para el año siguiente, porque está devolviendo a la tierra lo que de ella procede, pues la fecunda con sus heces” o que es “una síntesis que harmoniza el mensaje trascendente y sobrenatural con la realidad material más mundana y los condicionamientos biológicos de nuestro organismo”


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Si el caganer es un símbolo de prosperidad que nos recuerda nuestra realidad más mundana y es tan normal situarlo en el mismo escenario que lo sagrado, ¿porque no hay representaciones de gente cagando en ninguna iglesia o edificio sagrado?
Si es tan normal mostrar a un tipo defecando en el mismo escenario del nacimiento de Jesús, ¿por qué no vamos a considerar aceptable ver a un tipo haciendo lo mismo cerca del Papa cuando oficie una misa en el Vaticano?
Si es tan normal representar lo mundano al lado de lo sagrado, suponemos que los creyentes no tendrán problema en situar un gran falo erecto al lado de la pila del agua bendita bajo el argumento de que es “una síntesis que harmoniza el mensaje trascendente y sobrenatural con la realidad material más mundana y los condicionamientos biológicos de nuestro organismo”


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Como podemos deducir, todos esos argumentos que tratan de justificar la presencia del caganer en el pesebre otorgándole un carácter simbólico, tienen una única función: eliminar todo rastro de transgresión alrededor de esta figura.
Un trabajo que acostumbran a realizar de forma voluntaria todas aquellas personas biempensantes cuya única función a lo largo de la historia ha sido defender el Sistema de toda idea que pueda poner en peligro sus lógicas de funcionamiento.
Y es que es bastante obvio cuál debe ser el origen del caganer.
Lo más probable es que el caganer naciera como una travesura transgresora que alguien situó furtivamente en un pesebre a modo de burla del propio Sistema. Dicha acción fue imitada por otras personas de las clases populares y al final, con el paso del tiempo y de las generaciones, aquel acto que en sus orígenes tenia un significado casi subversivo, se convirtió en una costumbre, hasta que la gente olvidó su sentido original y finalmente se transformó en una tradición más.
Una tradición tan vacía de sentido como la del propio belén.


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Hoy en día, el caganer, la figurita insolente, se ha convertido en algo obligatorio que ningún catalán puede obviar en su pesebre si no quiere sentir que está incompleto; y está tan incorporada al Sistema que se ha convertido en un negocio por sí mismo, pues ya se representan los personajes más célebres de cada año a modo de caganer.


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El caganer nació como un insulto contra el Sistema y al final se ha convertido en todo lo contrario: un símbolo del Sistema durante la Navidad.
Es así de triste.
Ya es un nuevo eslabón de la cadena que nos aprisiona.


Tienda con estantería llena de caganers. El triunfo del Sistema, convertido en negocio


Tienda con estantería llena de caganers. El triunfo del Sistema, convertido en negocio

CONCLUSIÓN

Es evidente que el mundo de los humanos se ha construido a base de definiciones inventadas por nosotros mismos; de etiquetas que sirven para clasificar y categorizar los conceptos que nosotros mismos creamos.
Uno de los grandes triunfos del Sistema ha sido conseguir que en nuestro mundo sea más importante la etiqueta con la que clasificamos las cosas que su significado profundo o su sentido original.

Eso explica que la “repetición periódica de conductas necias sin sentido ni función práctica por parte de personas que actúan sin pensar ni hacerse preguntas”, haya terminado por ser tan importante.

Simplemente, la hemos llamado “tradición”.

Con tan solo una simple etiqueta y un nombre pomposo, “tradición”, hemos conseguido que la repetición periódica de una memez, esté dotada de un sentido trascendental para nuestra evolución cultural.

Aunque sea un acto de profunda estupidez como perseguir un queso rodando cuesta abajo por una pendiente, arrojar una cabra desde un campanario o pinchar con lanzas a un toro.


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O celebrar el nacimiento de un hombre del que ni tan solo sabemos en qué día nació…
Algunas personas creen que la tradición es uno de los pilares fundamentales de las sociedades humanas y de la civilización.
Y sin duda, tienen razón: la tradición es un pilar fundamental y como todo pilar, su función principal es soportar peso.
El problema es que la gran mayoría cree que este pilar soporta el peso de un templo, cuando en realidad, lo que soporta es el peso de un manicomio…



Fuente:  http://gazzettadelapocalipsis.com/2014/12/17/navidad-la-gran-orgia-de-la-estupidez/

domingo, 22 de noviembre de 2015

AMOR HORMONAL (FELICIDAD BIOLOGICA)




Enamorarse es algo biológico; algo que atañe mas al cuerpo y su programación de supervivencia de la especie humana que a una necesidad de lo que Uno como Ser, Es.

El cuerpo con todos sus miles de canales y centros nerviosos especializados, ponen en movimiento - junto con las glándulas endocrinas -, todo un torrente de secreciones, neurotrasmisores y fluidos que llenan de vitalidad (de hormonas) y que, al estar desprevenido, se toma toda esa atracción química que se da entre ambos cuerpos, como amor.

Entonces, la emoción se dispara y la mente le sigue con asombrosa rapidez con ensoñativas ideas, ilusiones y fantasias respecto a un futuro probable pero totalmente inexistente, que ambos proyectan y sostienen incoherentemente.

Lo único cierto es que tal torrrente hormonal, tal vitalidad, es asociada con la felicidad; y, como los personajes centrales de tal suceso biológico - la pareja - no son ni conscientes ni dueños de sí mismos, creen profundamente lo que la emoción y la mente les pinta: se creen el cuento de hadas donde él es el principe azul y ella, el alma gemela. En palabras coloquiales, se cree haber "tomado el cielo con las manos".

En la desdicha mutua de vivir, creen y están seguros de haber encontrado su todo, su medicina afectiva que les equilibra, les da paz y una razón por la cual seguir existiendo.

Con el tiempo, cuando los niveles de dopamina y de endorfinas (la "droga" que segrega el cerebro y causa tal alusinación y adicción inicial) ha disminuido por el desgaste inconsciente de ambos, empiezan a ver y sentir la realidad, y es ahí, donde en verdad inicia el camino de la aceptación o de la ruptura, ya que, en el fondo, saben que siguen incompletos e insatisfechos.





El amor no es una emoción ni un sentimiento bonito. Es un estado de consciencia presente y continua. Y es desde ese estado de conciencia activa, que se debe iniciar una relación.

Una relación libre, es una relación donde Él, y Ella, saben lo que sienten mutuamente sin creerse las fantasías de la mente común y corriente. Sin creer que Ella será el motivo de su vida ni que Él será el aliento de sus días. Sin creer - dicho sea de paso - que tener hijos es la perpetuación de su amor. Ya que el tema de la prole, es algo que solo atañe a la parte instintiva de supervivencia de la especie; y, que ha sido grandemente explotada por la religión materialista como un medio de engrosar sus filas.

 Así que una pareja libre, es aquella que comparte libremente, todo; respetando el lazo convenido, caminando conjuntamente de forma dignificante y edificante; de manera que, cuando ya no da más, sin estupideces telenovelezcas y sin  atontamientos tradicionales, se dan el beso del adios, con alegría por lo vivido y mutuamente aprendido, sin la absurda sensación de pérdida, sin la inentendible emoción de apego que hace creer que se acaba la vida.

Hacen el correspondiente corte emocional y mental, para continuar sus vidas sin agrabios, sin desavenencias ni días oscuros. Totalmente desprendidos. Sin ataduras energéticas.

El amor no ata, sino que permite y respeta todo. No se opone, si no que ayuda o se retira.



Fuente:  http://libres-de-ser-sin-miedos-y-sin-temor.blogspot.com.co/2014/12/amor-hormonal-felicidad-biologica.html

CÓMO SURGE EL ISIS, CÓMO SE FINANCIA Y QUIENES HACEN LA VISTA GORDA


                             Cómo surge el ISIS, cómo se financia, quiénes hacen la vista gorda (1)
                                                       (Imagen de eldiario.es)

 El ISIS nació al calor de la ocupación y la fragmentación de Irak. El desmantelamiento de las fuerzas armadas iraquíes por parte de EEUU contribuyó a su fortalecimiento. Y la guerra siria fue clave para su crecimiento.
Turquía y Arabia Saudí, aliados de Occidente, son territorios epicentros de la financiación del ISIS. Turquía ha permitido el flujo de camiones que cruzan la frontera cargados de petróleo procedente de los campos sirios controlados por el “Estado Islámico”.
El ISIS ha debilitado y mantenido ocupados a enemigos de Israel, Turquía y Arabia Saudí.
Por Olga Rodríguez

Los inicios de lo que después sería el ISIS

Los antecedentes que dieron lugar al ISIS surgen en el contexto de la ocupación de Irak. Tras la toma del país por las tropas británicas y estadounidenses (y españolas hasta 2004), se formaron diversos grupos armados para luchar contra los invasores.
Entre ellos aparece la autodenominada organización de la base yihadista en Mesopotamia (procedente de Jamaa al Tawhid wal-Jihad, nacida en 1999), conocida en la prensa como Al Qaeda en Irak. Posteriormente se uniría a otros grupos bajo el nombre primero de Consejo de Muyaidines y después, en 2006, Estado Islámico de Irak.

El contexto en Irak

Miles de iraquíes fueron detenidos en cárceles secretas estadounidenses, donde recibieron torturas diarias. Algunos arrestados desaparecían para siempre. Otros reaparecían años después devastados por las torturas, y con una sobrevenida, inquebrantable y extremista fe religiosa.
Tras la ocupación EEUU desarticuló inmediatamente las Fuerzas Armadas iraquíes, criminalizó el partido Baaz e integró a milicias sectarias en las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes para luchar contra la resistencia. Fomentó las divisiones y entrenó a integrantes de milicias policiales que sembraron el terror.
Fue lo que se llamó los escuadrones de la muerte, comandos que arrestaron a miles de jóvenes suníes, muchos de los cuales aparecían semanas después muertos en las calles de ciudades como Bagdad, con orificios de bala en la cabeza, pies o pulmones, con huesos rotos, cráneos aplastados, piel quemada o arrancada, signos de descargas eléctricas u ojos fuera de sus órbitas.
Cientos de miles de familias huyeron del país. En tan solo unos meses más de cinco millones de iraquíes se convirtieron en refugiados. Dos millones y medio de ellos se instalaron en Siria.
En poco tiempo Irak, que había sido un país donde muchos chiíes y suníes convivían juntos, donde un elevado porcentaje de los matrimonios eran mixtos, donde no había grandes tensiones sectarias, se convirtió en un infierno. Muchos antiguos integrantes de las Fuerzas Armadas desmanteladas compartieron celda con miembros de grupos religiosos que iban radicalizándose a medida que aumentaba la violencia y la represión.
                         Fragmento de un vídeo del ISIS o Daesh

El grupo de la cárcel de Camp Bucca

Abu Baker Al Bagdadi, que se convertiría en 2010 en el líder del Estado Islámico de Irak, fue arrestado por los estadounidenses en 2004 en la ciudad de Faluya, duramente golpeada por las fuerzas de ocupación, que bombardearon viviendas, mercados, escuelas, hospitales y emplearon fósforo blanco, un armamento letal que abrasa la piel de sus víctimas. El dolor provocado en aquella ciudad es recordado hasta día de hoy por sus habitantes.
Al Bagdadi fue enviado a la cárcel de Camp Bucca, donde las torturas estaban a la orden del día. Algunos se empaparon allí de las doctrinas más extremistas y desvirtuadas del Islam, como el wahabismo. De aquella prisión saldrían muchos hombres listos para integrar las filas del Estado Islámico (ISIS o Daesh).

Las revueltas en Irak

En 2010, en un Irak totalmente roto, irrumpió un movimiento pacífico de protesta contra el gobierno central, que tomó fuerza tras el estallido de las revueltas en Túnez o Egipto en 2011.
Entrevisté por aquél entonces a uno de los organizadores de aquellas manifestaciones iraquíes, Udai Al Zaidi, hermano del famoso periodista que arrojó un zapato a George Bush y fue encarcelado por ello. Al Zaidi, chií, se manifestaba en Irak con miles de suníes y chiíes más, contra un gobierno al que tachaban de corrupto y sectario.
El gobierno de Al Maliki, aferrado al poder, reprimió aquellas multitudinarias protestas empleando balas contra los manifestantes, y apoyado por el Ejército estadounidense. Murieron cientos de personas y miles fueron encarceladas.

 
                          Manifestantes iraquíes en 2011 tratando de derribar un muro de la Zona Verde controlada por EEUU. En la misma época en Siria estallaban las revueltas
Manifestantes iraquíes en 2011 tratando de derribar un muro de la Zona Verde controlada por EEUU. En la misma época en Siria estallaban las revueltas

El ‘Estado Islámico’ en Siria

La represión gubernamental iraquí contra todo tipo de queja o protesta aumentó y llevó al extremismo a algunos sectores de la oposición.
Lo mismo ocurrió en Siria, donde las revueltas habían estallado en marzo de 2011. El ‘Estado Islámico’ de Irak envió una delegación a Siria en agosto de 2011, cuando la guerra civil siria ya estaba en marcha, tras el aplastamiento de las revueltas por Bashar al Assad.
El líder del ‘Estado Islámico’ de Irak, el clérigo Al Bagdadi, formateado tras su paso por la cárcel de Camp Bucca y la guerra, anunció en 2013 la creación del ‘Estado Islámico’ de Irak y Levante (Siria).

El auge del ISIS 

En 2014 el ‘Estado Islámico’ se hizo fuerte en Siria e Irak. Miles de hombres del ISIS, armados y protegidos con humvees y tanques, tomaron varias ciudades iraquíes sin apenas resistencia.
Contacté entonces con algunos antiguos efectivos de las fuerzas armadas iraquíes desmanteladas por EEUU y de varios grupos de la resistencia iraquí. En un momento en el que ellos mismos habían ganado posiciones en territorio iraquí, se hacían la siguiente pregunta:
¿Interrumpimos nuestra lucha contra nuestro enemigo, el gobierno de Al Maliki [apoyado por EEUU], para luchar contra el Estado Islámico, superior en número y fuerza a nosotros, o nos unimos al Daesh, a pesar de nuestras diferencias, para evitar ser derrotados?
La respuesta elegida por muchos fue la segunda. Prefirieron ser cómplices que enemigos.
Quién les iba a decir a algunos oficiales de las fuerzas del laico Baaz iraquí en 2003 que años después combatirían mano a mano con yihadistas extremos que proclamaban un Califato y dictaban las normas más violentas y medievales en nombre de un distorsionado e instrumentalizado Islam.


                     Abu Baker Al Bagdadi se convirtió en líder del Daesh (ISIS) en 2010. Iraquí arrestado en Faluya e internado en Camp Buca
Abu Baker Al Bagdadi se convirtió en líder del Daesh (ISIS) en 2010. Iraquí arrestado en Faluya e internado en Camp Buca

La toma de más territorio

Grupos suníes de diversa procedencia, solo unidos por un enemigo común, terminaron integrando las filas del Daesh.  Tomaron varias ciudades iraquíes y llegaron  muy cerca de Bagdad. Apenas encontraron resistencia por parte del ejército iraquí, marcado por la corrupción:
“Los militares se fueron corriendo, no había aviones, no había nada que los parara. Para ser sincero, los únicos que hicieron algo para detener [al Daesh] fueron los militares iraníes y las milicias chiíes”, confesaba recientemente el exministro de Defensa iraquí Ali Allawi en un documental de Al Jazeera.
Desvincular Irak como contexto y desarrollo del Daesh sería hacer un análisis cojo de su evolución. En 2014, tras la toma de un amplio territorio en Irak, el Daesh proclamó el Califato del Estado Islámico de Irak y Siria, controlando un espacio similar al de Jordania. A sus filas se unieron chechenos, musulmanes procedentes de los Balcanes, del norte de África y de Asia.
En agosto de 2014 llegó la respuesta internacional. Obama prometió acabar con el Daesh, y una alianza militar integrada por EEUU, Arabia Saudí, Emiratos o Jordania empezó a bombardear focos supuestamente controlados por el grupo terrorista.

La vista gorda y la financiación

El Daesh ha sido visto por algunos actores regionales -Israel, Turquía, Arabia Saudí, etc- como un arma potencial contra Irán. Ha mantenido débil al régimen chií de Irak y ha tenido ocupados a grupos enemigos de Israel, como Hezbolá, que lucha en Siria contra diversos grupos de la oposición, entre ellos el Daesh.
Turquía ha hecho la vista gorda ante el Daesh. El primer ministro Erdogan ha querido ver en movimientos islamistas radicales una forma de detener tanto la influencia chií en la zona como a los kurdos. Ha permitido el paso de yihadistas por su frontera, ha bombardeado a las YPG kurdas -unidades de protección popular- cuando se suponía que esos ataques tenían que dirigirse al Daesh, y ha permitido el flujo de camiones que cruzan la frontera cargados de petróleo procedente de los campos sirios controlados por el ISIS.
De ese modo cree evitar la posibilidad de una soberanía de los kurdos -que están luchando contra el Daesh- junto a su territorio.
La compra de petróleo en el mercado negro turco ha sido uno de los modos más eficaces de financiación para el Daesh, junto con el cobro de grandes sumas de dinero por el rescate de algunos secuestrados.
También recibe apoyo económico de individuos saudíes ante los que el régimen de Riad hace la vista gorda. Esas personas entregan dinero al Daesh y hacen lobby por él, presionando para que otros lo apoyen.

La guerra contra el terror

Los aliados de EEUU en Siria en la coalición que bombardea el país han sido entre otros la monarquía absolutista de Arabia Saudí, que sigue consintiendo el apoyo al Daesh desde su país.
Washington y los saudíes también operan juntos, con Emiratos, en la coalición que bombardea Yemen, donde están creando más caldo de cultivo para el terrorismo con ataques como el que el pasado septiembre mató a 131 personas e hirió a cientos más.
Las matanzas como la de París son habituales en Oriente Próximo y Medio, ya sea por ejércitos o por grupos terroristas. La llamada guerra contra el terror, la estrategia de las bombas y las intervenciones, se ha mostrado ineficaz: lejos de menguar, el terrorismo y la violencia crecen.
François Hollande decía el sábado que la masacre de París es un acto de guerra. En realidad Occidente participa en una contienda desde que se involucró en Afganistán armando a los muyaidines que devinieron en los talibanes. Luego llegarían Irak, Libia, Siria, Yemen… Pero al ser guerras que se libran lejos de nuestras fronteras, solo nos acordamos de ellas cuando algún macabro eco llega a nuestros territorios.

Fuente:  http://www.eldiario.es/zonacritica/ISIS-financia-hacen-vista-gorda_6_452914729.html



DOCUMENTAL - ESTADO ISLAMICO, ORIGEN Y FINANCIACION - ISIS 2015

Un reportaje sobre el Estado Islámico en el que se aborda el origen de esta organización, su financiación y cómo se ha convertido en uno de los grupos radicales más poderosos con la proclamación de un califato en territorio de Siria e Irak tan extenso como Bélgica. Participan expertos de España, Marruecos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Estados Unidos.



sábado, 21 de noviembre de 2015

EXPULSADA DE TV POR CRITICAR EL PAPEL DE OCCIDENTE (Financiacion de armas) EN SIRIA

LA VERDAD SOBRE SIRIA Por BEATRIZ TALEGÓN, expulsada de 13TV por criticar los bombardeos en SIRIA e IRAK y cuestionar la entrada de España en la guerra de Irak. Isabel Duran ha esxpulsado a Beatriz Talegón este miércoles del programa Más Claro Agua, en 13TV, tras una sonora bronca. La directora del programa, Isabel Durán, ha decidido anunciar, en directo, que Talegón no volverá a las tertulias después de un tenso rifirrafe entre la exsocialista, la propia Durán y el resto de contertulios que asistieron atónitos al espectáculo.

La discusión comenzó cuando Durán pidió a Talegón que opinara sobre quienes equiparan el atentado de París con la respuesta de Francia al bombardear posiciones de Estado Islámico en Siria. La exsocialista contestó pidiendo "valorar el tema con el rigor y la información que se merece" y arrancó acusando a Estados Unidos y al propio Gobierno español de "colaborar" con la venta de armas y vinculando a ambos con grupos terroristas.

Exaltada y citando a Putin, Talegón habló de "financiación" occidental a grupos terroristas, citó el 11M para decir que "por la gracia" de Aznar de apoyar a Bush se cometieron los atentados y dijo, en alusión a Hollande, que se están cambiando las leyes en el mundo "para crear un estado de terror".

Ante la deriva que estaba tomando el debate, Durán interrumpió a Talegón para censurar sus acusaciones y para detener su "mitin" en directo: "El golpe es el de los terroristas: si no estás de acuerdo no tengo nada más que hablar contigo", le dijo tras apuntar que en su programa "no se hacen acusaciones tan graves" como la de que el gobierno español "financia a los terroristas".

Lejos de callarse, Talegón continuó atacando al PP y al programa, del que dijo que "sólo da información de un lado". Durán terminó invitándola a marcharse: "A mí no me das órdenes. Te has equivocado de foro. Me desagrada el espectáculo que estás montando". Mientras se quitaba el micrófono se escuchaba, fuera de cámara, a Talegón espetándole a Durán que sería "un placer" y diciendo que la echaban por dar su "opinión".

El espectáculo continuó después en Twitter, donde Talegón anunció a sus seguidores que le "acababan de echar de 13TV por dar mi opinión y defender la paz".




BORGES SOBRE LA ESTUPIDEZ DEL FUTBOL Y LA MANIPULACIÓN DEL NACIONALISMO


¿A que se refería Borges cuando dijo que “el futbol era estúpido“ y era el deporte más popular porque “la estupideza es popular“?







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¿En realidad importa el resultado que tenga tu selección nacional en el Mundial? ¿En realidad ganas cuando ganan, en realidad “Todos somos la Selección”? Por más proyección metafísica de identidad que hagamos, las personas que juegan en la cancha de juego no son las personas que ven el partido en el estadio o por televisión. Podemos invocar una conexión a distancia –la famosa “vibra”, un entrelazamiento cuántico, telepatía o vudú– pero, por supuesto, este ya no es el terreno del deporte y la política (y, generalmente, es sólo una estrategia de marketing). Y aun si invocamos un principio de resonancia, siguiendo lo que Borges decía de los lectores de Shakespeare –que, al leer fervientemente, sus líneas se convertían en el mismo bardo, en ese mismo instante que se repite con una misma cualidad en el tiempo–, entonces, esto sería cierto con cualquier jugador, no obstante el país y con cualquier actividad, siguiendo un vínculo de simpatía.
¿Acaso, más bien, no es este –la parafernalia de la Copa del Mundo y el fanatismo deportivo en general– uno de los más vulgares y crasos ejemplos de propaganda, enajenación y creación de identidades superfluas en función del consumismo… El viejo pan y circo?
El futbol es uno de los más grandes negocios que existen, tan redondo como el balón. Participan organismos como la FIFA, comités organizadores, federaciones locales, televisoras, agencias de marketing y de promoción de los jugadores, apostadores, equipos y jugadores (que, aunque disfrutan brevemente del endiosamiento de la imagen son, a fin de cuentas, sólo instrumentos para la diseminación de una propaganda aspiracional, similar a lo que ocurre con los modelos de artículos de consumo: en México incluso son vendidos a equipos en un “draft” que se apoda “mercado de piernas”, sin que los jugadores puedan decidir si quieren ir o no a tal equipo). Indirectamente, peña nietohaciendo uso político, también participan los países con sus gobiernos y las grandes corporaciones alineadas que dictan el sistema financiero global. Los países se sirven del aglutinamiento de identidades que el futbol genera y de la distracción masiva que les permite manipular la agenda de noticias, desactivar conflictos, diluir críticas o llegar a acuerdos y pasar leyes fast-track (los “goles de madruguete político”). Las corporaciones y el sistema capitalista tienen evidentemente el usufructo del frenesí de consumo que generan eventos como el Mundial, pero además también basan de manera sustancial su estrategia de branding en este evento, que es percibido como el culmen de las asociaciones positivas y profundas en la psique del consumidor: es el momento de bombardear con el fin de invadir tautológicamente el inconsciente del sujeto programable y congraciarse con él. (Los que no se benefician de esto son las comunidades locales, como ocurre con el pueblo brasileño ante los gastos excesivos del Mundial 2014: es un deporte del pueblo, pero un negocio elitista).
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Coinciden en Borges una indiferencia y un desinterés por la política y el futbol. Lo que animaba su curiosidad eran las ideas, la arquitectura de mundos mentales, ese gran río de murmullos que cruza el tiempo que es la literatura. En su ars poetica el escritor no tenía por qué tener un compromiso con una cierta inclinación política –no tenía por qué definirse como una persona de izquierda o derecha, etc., o dedicarse a escribir panfletos; su deber era consigo mismo y con el arte, con la literatura misma, que no es, por supuesto, una rama de la moral (lo que importa es si un escritor escribe bien, no si es buena persona; si es capaz de ver lo que los demás no ven, no si piensa de manera correcta). Borges fue muy criticado por no pronunciarse en contra de la dictadura argentina y en contra de numerosos gobiernos o actos antidemocráticos, inhumanos o injustos según el dictamen generalizado de la comunidad internacional –ese metajuicio de lo políticamente correcto para el intelectual. Cuando tuvo que describir su postura política dijo que era conservador, pero siempre desde la distancia de su agnosticismo, nunca desde el fanatismo.
Cuando uno quiere criticar la enajenación del futbol, Borges aparece como una buena opción para legitimar el discurso. Aunque algunas personas puedan considerarlo poco viril, poco inclinado a las pasiones del cuerpo y, por lo tanto, incapaz de comprender la atracción por los deportes –ese instinto marcial sublimado o domesticado–, también es cierto que hay poco de esta energía vital en el acto mayormente pasivo de ver un partido de futbol. Asimismo, salvo el caso de algunos exquisitos manieristas exentos de resultadismo, el espectador de futbol no es un observador objetivo o individuado, como el narrador omnipresente de una obra, sino que es un observador arrastrado por la emoción multitudinaria que quiere de alguna manera intervenir y proyectarse al campo de juego –olvidar su presente–, a la vez que se ve afectado por el resultado de un juego que no ha jugado y sobre el cual no tiene ningún efecto. Y como tal, exhibe un dejo de frustración y de pueril transferencia. Borges decía que “el futbol es popular porque la estupidez es popular”. Es estúpido sufrir por algo en lo cual no tenemos participación ni influencia –por más que creamos noble o elevado concebir sentimientos abtractos de identificación y, así, concebirnos como encarnaciones de nuestro país o de nuestro equipo y, por lo tanto, estar sujeto a lo que les ocurre. Quizás el rasgo más claro de la estupidez de nuestra sociedad es verse inmiscuido en el trance colectivo de los medios masivos de comunicación, en las telenovelas, en el futbol, en el marketing que preda sobre nuestros deseos aspiracionales y nuestras inseguridades y responder a sus llamados yendo a la tienda, comprando los productos o sintonizando el televisor en respuestas zombie-pavlovianas o, usando el término de McLuhan, narcótico-narcisistas.
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En una nota publicada en el diario La Razón sobre la Copa del Mundo en Argentina en el ’78, Borges conversa sobre futbol con Roberto Alfiano (quien luego publicó un libro sobre Borges en el que se incluye este diálogo):
- ¿Fue alguna vez a ver un partido de fútbol Borges? 
- Sí, fui una vez y fue suficiente, me bastó para siempre. Fuimos con Enrique Amorim. Jugaban Uruguay y Argentina. Bueno, entramos a la cancha, Amorim tampoco se interesaba por el fútbol y como yo tampoco tenía la menor idea, nos sentamos; empezó el partido y nosotros hablamos de otra cosa, seguramente de literatura. Luego pensábamos que se había terminado, nos levantamos y nos fuimos. Cuando estábamos saliendo alguien me dijo que no, que no había terminado todo el partido, sino el primer tiempo, pero nosotros igual nos fuimos. Ya en la calle yo le dije a Amorim: “Bueno, le voy a hacer una confidencia. Yo esperaba que ganara Uruguay –Amorim era uruguayo– para quedar bien con usted, para que usted se sintiera feliz”. Y Amorim me dijo: “Bueno, yo esperaba que ganara Argentina para quedar, también, bien con usted”. De manera que nunca nos enteramos del resultado de aquello, y los dos nos revelamos como excelentes caballeros. La amistad y el respeto que ambos nos profesábamos estaba por encima de esa pobre circunstancia que era un partido de fútbol. 
Un poco de la elegancia inglesa que tanto admiraba (y por lo cual se le resentía en su país), que, en una especie de ingenuidad, esconde mordacidad e ironía. En esa misma conversación, Borges responde luego a Alfiano que el futbol es popular porque la estupidez es popular:
- Yo no entiendo cómo se hizo tan popular el fútbol. Un deporte innoble, agresivo, desagradable y meramente comercial. Además es un juego convencional, meramente convencional, que interesa menos como deporte que como generador de fanatismo. Lo único que interesa es el resultado final; yo creo que nadie disfruta con el juego en sí, que también es estéticamente horrible, horrible y zonzo. Son creo que 11 jugadores que corren detrás de una pelota para tratar de meterla en un arco. Algo absurdo, pueril, y esa calamidad, esta estupidez, apasiona a la gente. A mí me parece ridículo. 
Al parecer, Borges no era sensible a la estética del futbol, y en esto sin duda podemos diferir. Pero, a fin de cuentas, son pocos los que ven futbol como un ejercicio de contemplación estética… como quien contempla una escena bucólica o como un flaneur atraído por ciertos ángulos e inflexiones urbanas. El aficionado prototípico busca el desfogue del triunfo, el alarido de pertenencia con un equipo de calidad que ha repasado a otro o con una nación que se piensa superior cuando triunfa y se puede comparar con otros países (o, en el caso de algunos franceses, probablemente inspirados por el racismo que genera una selección multiétnica cuando su país pierde y puede culpar a un sector). (Esta tabla de afectos y aversiones por países en la Copa del Mundo es muy ilustrativa). En algunos casos se contenta porque su equipo juega bien o da pelea a un equipo históricamente superior, pero no por el placer que le produce el futbol desempeñado en un aspecto puro, sino porque realza su identidad (tener un equipo que la crítica elogia) o le da confianza para el futuro: cuando, entonces sí, pueda ganarle a los grandes.
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Se dice que el futbol une a la gente. Y, si bien es una buena excusa para socializar y distender, en realidad lo que une en el trance de un torneo o en la estela que deja un título son los sentimientos dispersos de nacionalismo, de euforia chocarrera y de autoafirmación. Si bien es cierto que existen países donde muchos individuos tienen poca seguridad en sí mismos, es ridículo pensar que el futbol sea un revulsivo que lleve a las personas a psciológicamente afirmar su individualidad y desprenderse de sus complejos –esto es algo que se hace justamente individuándose y desmarcándose de las improntas y los paradigmas colectivos. Otra cosa es que el triunfo en el deporte genere, como ocurre en la naturaleza con la habituación, más triunfo en el futuro; esto es natural, pero se limita solamente al deporte y logra cambiar la mentalidad solamente de los jugadores que participan. Si bien puede provocar una tregua momentánea entre personas de diferentes etnias, lenguas o posturas políticas dentro de un país, el efecto no es de ninguna forma duradero; es como la tregua breve que hacen dos personas cuando se emborrachan.
futbol11Buena parte de lo que chocaba a Borges del futbol tenía que ver con el nacionalismo que observaba como consecuencia de este deporte en Argentina, quizás el país con la hinchada más pasional y violenta del mundo (después de que sus enemigos, los ingleses, erradicaran a los hooligans). Tanto el nacionalismo como el futbol le merecían el mismo calificativo. “El nacionalismo sólo permite afirmaciones y toda doctrina que descarte la duda, la negación, es una forma de fanatismo y estupidez”, escribió Borges, quien incluso participó en 1984 en un foro en Tokio en el que se discutió el nacionalismo, señalando que éste tenía el peligro de dividir a las personas. ¿Acaso no ocurre eso mismo con el futbol, que divide más de lo que une? Al menos, nos divide en personas definidas por un país: somos mexicanos, chilenos, alemanes, iraníes, estadounidenses, con una carga histórica y una percepción política particular, con numerosos clichés, antes que personas del planeta Tierra e individuos únicos. Borges creía en abolir las fronteras, lo cual en ningún sentido significa homogeneizar al mundo o erradicar las diferencias, sino permitir el intercambio sin etiquetas. Seguramente esto sería política y económicamente desastroso, especialmente para algunos países chicos, etc., pero la afirmación no tenía este sentido, sino que su espíritu era el de eliminar el nacionalismo y todos sus efectos colaterales.
En fin; con esto no quiero amargar el placer de ver un buen partido de futbol, especialmente si es un hábito esporádico. Principalmente, el interés es hacer consciente el acto de ver un partido de futbol y, en general, de participar en todo entorno mediático o colectivo, y ser capaz de discernir hasta qué punto, al hacerlo, perdemos nustra inteligencia crítica y llegamos a enajenarnos. Un poco de autorreflexión –sobre lo que pasa dentro de nosotros cuando hacemos algo o recibimos un programa– nos hace hasta cierto punto inmunes y permite disfrutar de un partido de futbol sin sufrir si el resultado no es el que queríamos. El futbol es, sin duda, un gran espectáculo, y tiene algo más de místico y estético de lo que Borges fue capaz de ver. Borges, que amaba las representaciones cabalísticas, las métaforas del universo y la divinidad, quizás no entrevió en el juego de futbol una imagen del universo, de su secreto orden; tampoco atisbó una poesía física o reconoció el impulso evolutivo de luchar y competir (una desvaída transmigración de los dioses griegos, que impulsaban a los héroes a batirse). Pero todos los juegos tienen esta veta, hay un sentido lúdico profundamente arraigado a la existencia –que sublima lo absurdo– y el futbol es una manifestación, aunque quizás un poco contaminada, de esta misma esencia. Borges prefería el otro juego, el juego cósmico “de la indivisa divinidad que opera en nosotros” y sueña el mundo, que quizás no tenga ganador y sea infinito.


Fuente:http://pijamasurf.com/2014/06/borges-sobre-la-estupidez-del-futbol-y-la-manipulacion-del-nacionalismo/

lunes, 19 de octubre de 2015

LA ESTAFA DE TELETÓN: LA HIPOCRESÍA DE PRIVATIZAR LA CARIDAD



Cuando hay una tragedia y mucha gente queda sin alimentos, sin cobijo, este mundo globalizado por lo general se vuelca en un show televisivo, que motiva a empresarios y personas de buena fe, a sacar de su bolsillo para paliar la situación de los que cayeron en desgracia.

En teoría es un acto compasivo que no debería ser criticable ¿cierto?. Pero resulta que una elemental regla de la privatización es que: lo que es privatizado debe ser rentable. Nadie privatiza algo sino es para ganar dinero con ello. Al menos no los grandes magnates corporativos de esta corporatocracia que vivimos.

Las corporaciones actualmente son más grandes que países enteros, las corporaciones tienen suficiente dinero para evitar que los niños de Grecia se desmayen del hambre, como está ocurriendo en este momento y vivir el resto de su vida con el mismo lujo de siempre. Sin embargo, no mueven un dedo. Están viendo por TV tomando bebidas espirituosas, cómo se derrumba la economía que sostiene a miles de familias sin siquiera pestañear. ¿Por qué les delegamos algo tan crucial como la ayuda ante una catástrofe a esta gente? ¿Por qué confiamos en gente que no hace más que vendernos productos y ganar a costilla nuestra, la desgracia de un pueblo? A veces no hay mucha lógica en el actuar colectivo.

Ver noticia: http://www.elciudadano.cl/2010/11/26/29371/teleton-32-anos-de-estafa/


Echale un vistazo a este trabajo realizado por estudiantes, bien despiertos.

“Los pobres no necesitan de nuestra lástima, necesitan de nuestro respeto”

























Esta entrevista nunca apareció en los monopolizados medios de comunicación chilenos (TV), en donde la reconocida dirigenta comunista, habla sobre la campaña de recolección de dinero, para la rehabilitación de discapacitados en Chile, conocida como la Teletón.
"El problema de los discapacitados es una tarea del Estado y del Parlamento. Más que dedicarse a bailar y a hacer show, debieran dedicarse a legislar para atender a la salud de la gente"


viernes, 9 de octubre de 2015

GREGG BRADEN - LA VERDADERA CURA DE LAS ENFERMEDADES...LO QUE NO QUIEREN QUE SEPAMOS

Gregg Braden habla sobre cómo todos formamos parte de un campo de energía, el cual acabaría con toda la institución de la medicina moderna si fuera sabido y entendido por el mundo. En China, una clínica aplica esta tecnología oculta para curar todo tipo de enfermedades, y se muestra en el video cómo un tumor de vejiga es eliminado en 3 minutos a través de únicamente el uso de la energía positiva.